Todo lo que no ardió sigue aquí.
Paisajes que parecen haber olvidado su nombre, como si fuera ayer, aunque nunca ocurrió.
Lo que no se dice también cuenta, más real que cualquier recuerdo.
El pasado se arrastra tras nosotros como una niebla persistente, antes de que la niebla lo borrara todo.
La tristeza no es más que una forma de lucidez, y aún así parecía familiar.



En mi cabeza, los lugares no están unidos por distancias, sino por recuerdos. Una calle de Hamburgo me lleva a un banco en Lisboa, y un faro apagado me devuelve al aroma del café que ya no se sirve.
Los trenes que parten sin destino son los que más hablan de nosotros, y aún así parecía familiar.
El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez se fija una mirada inteligente sobre uno mismo.